La habitación sangra.
Vuelves a ser la mujer,
otra vez:
A entregarte
sin bozales.
No te derrotes en el miedo,
no te calles,
ahora
Ni nunca.
Las sábanas enlazan la confianza
Todo lo que dijo
con libertad
va sellando las puertas
y el frío avanza.
La posibilidad engendrada,
la inquietud
y la mano presionando la garganta.
No te vayas en la incertidumbre,
No te vayas.
Las piezas se mueven de los dos lados.
Y te besan la espalda y se van.
Y hay que cerrar los ojos para no desangrarse.
No te dejes desangrar,
Porque la sangre es tuya y
el frío la retornará.
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