Elevando
los ojos al sol helado del invierno,
lo
observa con anhelo,
con
lentitud y miedo.
Y
vuelve al camino de su mano.
Entre
las rocas y el verde,
una
humedad entre sus labios, que no pronuncia, no dice,
se
enciende.
Como la
leña y la duda en medio de la tarde.
El
viento suave por la cara,
Cerrar
los ojos y volver.
El
abrazo los toma y reencuentra bajo
techo,
Para no
dejarlos ir de ese momento.
06/08/11
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