sábado, 18 de febrero de 2012


Elevando los ojos al sol helado del invierno,
lo observa con anhelo,
con lentitud y miedo.
Y vuelve al camino de su mano.
Entre las rocas y el verde,
una humedad entre sus labios, que no pronuncia, no dice,
se enciende.
Como la leña y la duda en medio de la tarde.
El viento suave por la cara,
Cerrar los ojos y volver.
El abrazo los toma y  reencuentra bajo techo,
Para no dejarlos ir de ese momento.

06/08/11

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