Olvidaste el
rocío,
el mismo que nos
humedecía día a día
las almas,
y andábamos como
pegados,
con los sueños
como sogas en la garganta.
Tratábamos de
hallar espejos en el agua,
sin caernos en lo
hondo de un charco...de vernos.
Queríamos ver, pero
estábamos ciegos,
obnubilados o
reacios, en medio del miedo.
Ciegos, totalmente
ciegos, siempre
desangrándonos,
en la locura de
no saber amar,ni dormir,ni despertar,
comiendo falsas
esperanzas en el suelo,
tratando de
cuidarnos inútilmente,
de las cenizas
que vendrían,
y que se iban a
ir,
y yo me fui,vos
te fuiste,
los
desencuentros
se volvieron
carne,
no nos quedó
nada,
más que las
flores muriendo en el invierno.
C.M.
Genia, Clari!
ResponderEliminarGracias Marinaaaa !! :)
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